Mi amor desgraciado by Lola López Mondéjar

Mi amor desgraciado by Lola López Mondéjar

autor:Lola López Mondéjar [López Mondéjar, Lola]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 2010-11-01T00:00:00+00:00


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Nadie me ha explicado nunca en qué consiste el humor. ¿Fue Descartes quien pensaba que tenía su origen en distintos espíritus de la sangre? De niña imaginaba homúnculos apresurados, recorriendo sin cesar nuestras arterias, venas y capilares, mientras transportaban en sus manos copas de diversos colores que exhalaban vapores policromados y olorosos: los famosos humores. Como el humo, de esa homofonía surgió probablemente mi ingenua asociación infantil. A veces siento mi vida sujeta a esos misteriosos humores y me abate la impotencia. Prisionera de un cuerpo ignoto que dicta órdenes a su antojo. Un determinismo animal que me trastorna. ¿Por qué, por ejemplo, si soy feliz puedo amanecer un día enfadada, rabiosa, iracunda, impaciente, nerviosa o intranquila, perezosa o confusa…? Los estados de ánimo se suceden sin que tenga la menor idea de cómo vienen, de cómo se van, obligándome a luchar contra ellos con escasas armas, pero con ahínco. No obstante, por debajo de esa superficie corporal, sé que estoy contenta. ¿Alguien conoce la respuesta a esta paradoja?

Me levanté con mal humor, un ánimo nefasto para ir a la peluquería. En general suele molestarme el tiempo que invierto en las tareas domésticas, pues preferiría aplicarlo al paseo o a la lectura. Nadie habla de esos pormenores en los libros. Es curioso, pero pasamos gran parte del día enfrascados en tareas tan anodinas como indispensables: ducharnos, vestirnos, desvestirnos, cambiarnos de ropa para salir, preparar las diferentes comidas, hacer la compra, limpiar la casa. Ningún ser humano puede desprenderse de la esclavitud de lo doméstico que, sin embargo, ha estado siempre tan ausente de la literatura. Solo en las novelas de Iris Murdoch, que desgraciadamente encontré muy tarde en mi vida, la presencia de los quehaceres cotidianos cobra el valor que realmente tiene. Sus personajes cocinan, preparan el té, van a la compra, limpian la casa, ordenan, se pelean con una molesta avería; en definitiva, viven con los dos pies en la tierra, como todos nosotros. Me maravilló la osadía de la autora para tratar así a sus criaturas, con una distancia tan corta, tan poco idealizadas.

Pues bien, me disgusta perder el tiempo en esas tareas que suelen consumir más de dos horas de cada una de mis preciosas jornadas. Los menesteres domésticos entran en el elenco de las cosas que aborrezco hacer. Además, levantarse con mal humor el día en que una tiene que cortarse el pelo, o hacer cualquier elección que afecte a tu apariencia, es algo terrible. Corres el riesgo de tomar decisiones impulsivas, llevada por ese estado de ánimo concreto, sin mesurar la dimensión de lo que vas a hacer. Al día siguiente sueles arrepentirte teniendo que cargar con una imagen que te es ajena, hasta que, meses después, puedas arreglar el entuerto. Tampoco hay que ir de compras en días semejantes, te expones a comprar prendas que no volverás a ponerte el resto de tu vida. Prendas en las que no te reconoces, como pretendes no reconocerte en esos humores foráneos, que te dominan.

Sin embargo, y a pesar de lo anterior, yo tenía una cita en la peluquería y tenía que acudir a ella.



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